Jueves 8 de Diciembre del 2022
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Fraile Muerto. Las crónicas de su Santidad

Escribe Luis Beltrán Martínez Thomas
El día 3 de enero de 1824, llegaba a la vista del puerto de Buenos Aires, el bergantín Eloísa, procedente de Génova, transportando una Misión Apostólica vaticana presidida por Monseñor Muzi, con destino final a Santiago de Chile.
La nave, como se usaba en la época por la conformación del lecho del Plata, no arrimaba hasta el muelle sino a una distancia de 7 millas, aproximadamente. El desembarco de los pasajeros a tierra necesitaba entonces de dos pasos previos: recorrer casi toda esa distancia en bote desde el barco, para luego completar el trayecto en una carreta que los depositaba finalmente en la costa. Lo refiere en su crónica, con cierta disconformidad, el abate José Sallusti, miembro de la delegación. "…Desagradable, por otra parte, y poco práctica se halló la manera de desembarcar. Buenos Aires no ha reedificado jamás su puerto, desde que fue arruinado y llevado por una furiosa tempestad; y así, para ir a tierra, fue necesario pasar de la lancha a ciertos carros, que son tirados por mulos, a los cuales llega el agua del río hasta la grupa y caminan con la sola cabeza fuera".
La misión apostólica, que dirigía Monseñor Giovanni Muzi, Arzobispo de Filipos, estuvo integrada por el canónigo Juan M. MastaiFerreti, el mencionado abate José Sallusti y un séquito de colaboradores, y había sido solicitada en 1822 al Papa Pio VII por el Arcediano de la catedral de Santiago, José Cienfuegos. Este prelado viajó desde Chile a Roma como enviado extraordinario, exponiendo la necesidad de que el Sumo Pontífice designara un delegado o nuncio que, residiendo en aquella metrópoli, pudiera atender a las necesidades espirituales de los chilenos. Eufemismo utilizado para significar la delicada situación que generó la revolución independentista en América y las relaciones de las nuevas repúblicas con el clero católico.
La misión Muzi recibió en Buenos Aires una cálida acogida de parte del pueblo y de la feligresía local, pero enfrentó, desde su misma llegada y por las mismas razones que suscitaban la visita a Chile, una situación tensa frente a las autoridades gubernamentales. Todo lo cual concluyó, luego de algunos días, con una invitación del gobierno para que la delegación continuara viaje en un plazo perentorio. Lo recuerda Sallusti en su informe: "…y así el día 16 de enero de 1824, pudimos ponernos en camino hacia Chile, en fuerza de las órdenes del Gobierno, que insistía en la partida".
La delegación, transportada en dos coches tirados por cuatro caballos cada uno y el equipaje, en una carreta también tirada por caballos, partieron en la mañana temprano, para seguir posta a posta el camino hasta Rosario, tratando de costear el Paraná por motivos de mayor seguridad.
Refieren los distintos aspectos de la misión en su totalidad los informes titulados: "Diario de viaje a Chile de Juan M. MastaiFerretti" e "Historia de las misiones apostólicas de Monseñor Muzi en el estado de Chile", redactadas por los dos religiosos que acompañaron al enviado papal.
Desde Rosario, donde habían llegado el 21, la comitiva partió el día 22 en busca del camino real continuando la línea de postas hasta alcanzar Saladillo, la mañana del 23. Allí había una fortificación defendida por 30 hombres, de los cuales tomaron 8 como escolta para continuar en lo que constituía la parte más peligrosa del trayecto. Luego de un descanso, reanudaron la marcha para recorrer las siguientes 12 leguas y detenerse en la siguiente parada.
"En la tarde -refiere MastaiFerretti- llegamos sanos y salvos a una parroquia con algunas cabañas, llamada Fraile Muerto. Se dice que allí fue encontrado un fraile muerto por un tigre. De esta manera el misericordiosísimo Jesús, por la intercesión de su querida madre y de los Angeles Custodios, nos libró también de este peligro, ya que todos aseguraban que después de este lugar no había más que temer. El calor, ayer y hoy, fue bastante fuerte".
El abate Sallusti fue más descriptivo en su narrativa. "Fraile Muerto es un pequeño pueblo de cerca de doscientas almas, que, unidas a las del campo, ascienden a quinientas. Está el pueblo escondido, y ha sido formado por aldeanos que estaban esparcidos aquí y allá en aquella vecindad, para mejor defenderse de las frecuentes correrías de los salvajes". Y también él, aunque sin profundizar el argumento, adhiere a la leyenda sobre el origen del nombre. "Se llama Fraile Muerto, porque mucho tiempo antes que se reuniesen los aldeanos allí, fue encontrado un fraile muerto, el cual algunos dicen haber sido muerto por una bestia feroz, y otros por los salvajes de las Pampas. Lo cierto -concluye- es que el pobre fraile murió, y que la fatalidad de su muerte dio nombre al lugar ".
La delegación vaticana pudo ver la pequeña iglesia, "pequeñísima, construida con cal y ladrillos", "…dedicada a la Pureza de Nuestra Señora, por lo cual se llama la iglesia de la Purísima", "…y está asistida por un solo sacerdote, el cual hace de cura y de todo", memora Sallusti en su informe, refiriéndose al entonces interino de la capilla, Pbro. Gaspar Martiarena. Luego hicieron noche en la casa de posta (o en la del párroco) durmiendo, "como era costumbre, en colchones sobre la desnuda tierra". Y reanudó la comitiva su viaje a la mañana siguiente.
El paso de los ilustres viajeros fue descripto en detalle por Agustín Villarroel en su obra "Córdoba y Bell Ville en la historia de la Patria", y ha sido recordado a través de los años por la trascendencia de la figura del entonces canónigo MastaiFerreti quien, un par de décadas después, sería consagrado Papa Pio IX. Y por el recuerdo de la imagen de la Purísima que envió a su regreso a Roma en obsequio de aquella pequeña, pequeñísima iglesia de Fraile Muerto.
Cabe recordar que fue Pio IX quien proclamó el 8 de diciembre de 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción, que establece en la feligresía local una conexión espiritual exclusiva, por la coincidencia con el culto que a la Purísima venía rindiéndose en ese rincón de la pampa desde el origen mismo del poblado, más de dos siglos atrás.
Tal conexión se vio reflejada anecdóticamente con motivo de la visita de dos días a Bell Ville, en 1882, de quien fuera un ilustre hombre político y canciller de la República en tres oportunidades, el doctor Estanislao Zeballos. Este destacado intelectual incluyó en su libro "La Región del Trigo" el único testimonio gráfico de aquella pequeñísima iglesia rebautizándola, para el mundo literario, como "Capilla de Pio IX", en recuerdo del paso por allí de Su Santidad cuando era canónigo, pero quizás también porque quiso unir el culto antiquísimo de la parroquia a la Purísima, con aquel que proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción.

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El Programa de Ajedrez Social llegó
este año a 1.300 alumnos

  Una mañana muy particular se vivió días atrás, al realizarse con la presencia del intendente Carlos Briner, una concurrida jornada de cierre anual del Programa Ajedrez Social implementado en el transcurso del presente ciclo lectivo por la Municipalidad de Bell Ville.
La iniciativa, promovida desde la Secretaría de Gobierno e implementada a través de la Dirección de Deportes, contó con un centenar de alumnos siendo parte de un encuentro llevado a cabo en el SUM municipal.
Observando que ante la plena disposición de la comunidad educativa, se cumplió el objetivo de difundir el ajedrez con visitas a las aulas de las escuelas bellvillenses sabiendo de los beneficios que tiene estimular su descubrimiento a temprana edad, generando un evento especial con una convocatoria interescolar, resultó ser ideal para compartir lo experimentado durante 2022.
Los asistentes recibieron las felicitaciones y el agradecimiento de Briner, tanto por incursionar en un juego muy valioso para los pequeños, como por haber confiado en la propuesta de la Municipalidad y abrir gentilmente las puertas de las escuelas para que se beneficiaran en todo su desarrollo cerca de 1.300 alumnos.
Para despedir el fructífero año, cada institución educativa estuvo representada por sus estudiantes y un docente, siendo de 5º y 6º Grado en el caso de Nivel Primario y de 1º Año en Nivel Medio.
En esta réplica a mayor escala, se generó un espíritu de intercambio y confraternidad, donde se observó al unísono un sinfín de partidas en 16 tableros dispuestos, al mismo tiempo que el alumnado también pudo aprender más sobre este juego, con consejos y sugerencias del profesor Lisandro Ruffiner, quien fue el responsable del dictado de clases en las escuelas José María Paz, Normal José F. Alcorta, Dalmacio Vélez Sarsfield, Juan B. Alberdi, Ponciano Vivanco, Provincia del Neuquén, Centro Superior Polivalente de Arte Martín Malharro, Nuestra Señora del Huerto, IPEM 140 Domingo F. Sarmiento, IPEM 290 Gral. Manuel Belgrano, IPET 267 Antonio Graziano, PROA, San José, Florentino Ameghino, Arturo  Matterson, Hilario Ascasubi e IPET 87 Robertina Moyano de Sastre.
Tanto para la jornada de cierre, como en cada visita planificada a las aulas desde mayo, se contó con la aprobación pedagógica oficial de su cronograma, por parte de la Inspección de Educación Física Región III, a través de la firma del Prof. Enrique Coccioli, supervisor a cargo de dicho ente provincial.

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